Es lamentable lo que le aconteció al técnico colombiano Jorge Luis Pinto en Costa Rica. El hombre se fajó, trago sapos (como dicen) y siguió hacia adelante para tratar de sacar el resultado en el Mundial de Fútbol. ¡Y de qué forma lo hizo!
La labor de Pinto con la selección tica fue encomiable, principalmente porque alguno de los resultados que obtuvo fue por la gallardía y entereza demostrada en la cancha, más que por el nivel técnico que demostraron.
Y es lamentable, porque quienes salen perdiendo son los hermanos costarricenses, pero es una muestra de que en muchas ocasiones es mejor eliminar las "manzanas podridas" de un vez (como dirían algunos) a esperar a que ciertas unidades cambien su mentalidad mezquina y obtusa o que con el tiempo acepten las directrices de quien lleva la batuta.
La responsabilidad es toda de la Federación Costarricense de Fútbol, que debió ponerle un alto a la situación y despejarle el camino al técnico colombiano. O también pudo ser que los directivos ticos no confiaban totalmente en Pinto y le colocaron espías a propósito.
Pero como señalé, el único perjudicado es el fútbol tico. En mi opinión, las posibilidades de que con Pinto se viviera una era satisfactoria de buen fútbol no solamente con el seleccionado, eran grandísimas, porque se completaría una segunda etapa teniendo como base todo lo recorrido en la primera.
No obstante, todo es difícil cuando se duerme con el enemigo. Pura Vida, mae.
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