La única autoridad que hay arriba de un ring es la del árbitro o tercer hombre del ring. Es el único que está facultado, por cualquier circunstancia, a detener un encuentro, ya sea por la superioridad inobjetable de uno de los contendientes o por faltas a las reglamentaciones.
Recordamos la pelea que hiciera en los años 70 el panameño Jorge “Fumanchú” Miranda, también conocido como “Tumbamuralla”, con el argentino David Monzón, promocionado como hijo del gran púgil argentino Carlos Monzón, en el otrora gimnasio Nuevo Panamá.
Este encuentro fue detenido en el séptimo asalto por el árbitro Salomón “Baby” Allen porque en su opinión, ninguno de los dos púgiles se estaba comportando de manera profesional. Al final, el resultado fue “no contest”.
También recordamos la acción del réferi estadounidense Mills Lane, quien descalificó al ex campeón Mike Tyson tras morderle una oreja a su compatriota Evander Holyfield, en una memorable pelea realizada en los años 90.
Dos semanas después, el mismo Lane descalificó al británico Henry Akinwande en el quinto asalto al perder la paciencia tras sus repetidos amarres ante Lennox Lewis, también en otro encuentro de título mundial.
Estas son pruebas irrefutables de que la persona que tiene el control en un encuentro boxístico es el árbitro y es el único responsable de lo que acontezca arriba del cuadrilátero.
Estos recuerdos los traigo a colación, a raíz del comentario que hiciera el presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), el mexicano José Sulaimán, sobre la actuación del árbitro Laurence Cole en el pleito entre Manny Pacquiao y Antonio Margarito el pasado fin de semana.
Margarito casi pierde un ojo en la refriega a pesar de que Pacquiao le insistió al réferi de que suspendiera el pleito, debido a la paliza que recibía el ex campeón mexicano. La falta de carácter de Cole le ganó a Margarito una visita al quirófano.
Ahora, hay que estar claro que en este tipo de peleas priva mucho el aspecto comercial y, en ese sentido, es muy posible que el árbitro se viera presionado a pesar de que el favorito y dueño de la función era quien estaba pegando, es decir, Pacquiao.
Pero jamás debe perder la perspectiva de que por su falta de criterio, de carácter o sencillamente por una mala actuación, se podría perder una vida.
jueves, 18 de noviembre de 2010
martes, 16 de noviembre de 2010
Una superliga de béisbol en Panamá
Los fanáticos y entendidos están a la expectativa sobre el nacimiento de una nueva liga de béisbol profesional en Panamá. El torneo, según unos primeros apuntes, iniciaría en el mes de diciembre con la participación de peloteros locales y foráneos.
La posibilidad de que Panamá vuelva a contar con béisbol profesional es a todas luces positiva, ya que podría consolidar la carrera de muchos de nuestros peloteros que se encuentran en las categorías menores de la pelota rentada estadounidense.
Los campeonatos de invierno de República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela y Colombia han permitido que muchos de los jugadores oriundos de estos países, completen el desarrollo que cada uno de ellos necesita para su formación. Este tipo de competencia les permite trabajar sobre puntos débiles en su defensiva u ofensiva, además de que los mantiene en actividad, aspecto importante en un pelotero novato.
Después de casi 30 años de béisbol profesional –entre las décadas del 40 y el 70- Panamá no pudo realizar más un torneo de características similares y, si bien en dos oportunidades buscó hacerlo, diversas circunstancias se confabularon para que no pudieran concluir con éxitos.
Es por ello que quienes intentan abrazar una aventura tan costosa como esta, deben tener claros los aspectos que llevaron al fracaso a estos dos nuevos intentos, sobre todo el último en 2001-2002, a pesar de que entusiastas empresarios y grandes consorcios lo estuvieron respaldando hasta el final.
No es cierto de que el público se volcará a los estadios como lo hace cada año para los campeonatos nacionales de béisbol mayor, por lo que será necesario un muy buen plan de mercadeo para atraerlos a los estadios, más allá del simple hecho de que una vez más se tratará de introducir la pelota rentada en este país.
Pero este plan tendrá que conjugarse también con un muy buen trabajo al momento de la escogencia de los peloteros, tanto locales como extranjeros, para garantizar excelencia beisbolística, renglón muchas veces pregonado por los organizadores, pero muy pocas veces cumplido.
Es decir, que el fanático indudablemente respaldará la iniciativa y el esfuerzo de los empresarios, pero éste sólo se irá incrementado en la medida en que los peloteros muestren arrojo, entrega y sobre todo calidad y que la competencia demuestre estar muy por encima del nivel técnico que se ve en los campeonatos nacionales.
Como decimos, la aventura será onerosa pero el esfuerzo plausible, por lo que ojalá ninguno de los involucrados trate de mostrarse como es el más conocedor en la materia y eche a la calle tanto esfuerzo.
La posibilidad de que Panamá vuelva a contar con béisbol profesional es a todas luces positiva, ya que podría consolidar la carrera de muchos de nuestros peloteros que se encuentran en las categorías menores de la pelota rentada estadounidense.
Los campeonatos de invierno de República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela y Colombia han permitido que muchos de los jugadores oriundos de estos países, completen el desarrollo que cada uno de ellos necesita para su formación. Este tipo de competencia les permite trabajar sobre puntos débiles en su defensiva u ofensiva, además de que los mantiene en actividad, aspecto importante en un pelotero novato.
Después de casi 30 años de béisbol profesional –entre las décadas del 40 y el 70- Panamá no pudo realizar más un torneo de características similares y, si bien en dos oportunidades buscó hacerlo, diversas circunstancias se confabularon para que no pudieran concluir con éxitos.
Es por ello que quienes intentan abrazar una aventura tan costosa como esta, deben tener claros los aspectos que llevaron al fracaso a estos dos nuevos intentos, sobre todo el último en 2001-2002, a pesar de que entusiastas empresarios y grandes consorcios lo estuvieron respaldando hasta el final.
No es cierto de que el público se volcará a los estadios como lo hace cada año para los campeonatos nacionales de béisbol mayor, por lo que será necesario un muy buen plan de mercadeo para atraerlos a los estadios, más allá del simple hecho de que una vez más se tratará de introducir la pelota rentada en este país.
Pero este plan tendrá que conjugarse también con un muy buen trabajo al momento de la escogencia de los peloteros, tanto locales como extranjeros, para garantizar excelencia beisbolística, renglón muchas veces pregonado por los organizadores, pero muy pocas veces cumplido.
Es decir, que el fanático indudablemente respaldará la iniciativa y el esfuerzo de los empresarios, pero éste sólo se irá incrementado en la medida en que los peloteros muestren arrojo, entrega y sobre todo calidad y que la competencia demuestre estar muy por encima del nivel técnico que se ve en los campeonatos nacionales.
Como decimos, la aventura será onerosa pero el esfuerzo plausible, por lo que ojalá ninguno de los involucrados trate de mostrarse como es el más conocedor en la materia y eche a la calle tanto esfuerzo.
Tras los servicios de Cliff Lee
Los Yanquis no ha perdido tiempo y están tras la firma del izquierdo Cliff Lee, aquél que les hizo mucho daño en la serie de campeonato de la Liga Americana. Definitivamente que Lee fue un factor determinante en la serie, pero no fue del todo responsable de la debacle de los Mulos de Manhattan.
Realmente si en mi estuviera, hace rato le hubiera dado de baja al manager Joe Girardi, un hombre que no ha sabido ser pieza inspiradora de un equipo que lo tiene todo para triunfar, sobre todo millones de dólares, pero que solamente a los tablazos (léase batazos grandes) espera ganar los partidos.
La temporada de 2010 fue enriquecedora para el béisbol de las grandes ligas. Tanto los Gigantes de San Francisco, al final ganadores de la Serie Mundial, como los Rangers de Texas, mostraron que con un poquito de suspicacia y picardía también puede llegarse al triunfo.
Esto fue lo que realmente les permitió avanzar a la Serie Mundial y si bien el trabajo del cuerpo de serpentinas de los Gigantes, encabezados por Tim Lincecum, fue efectivo, los toques de bolas sorpresivos, así fuera por uno que no lo había hecho nunca como Aubrey Huff, fueron detalles significativos.
Es por ello que creemos que los Yanquis necesitan ir al mercado a buscar algo más que un buen lanzador zurdo, ya que no es ningún secreto que peloteros que han sido figuras en los últimos años, como es el caso de Derek Jeter, Jorge Posada, Andy Pettitte y Mariano Rivera, ya se están poniendo viejo y su rendimiento no es el mismo.
Definitivamente que el mercado de agentes libres es una opción para reforzar sobre todo los jardines, pero tampoco sería mala idea darse una vuelta por las fincas a ver que se encuentra, teniendo en cuenta que una franquicia como la de los Yanquis de Nueva York debe ser rica en prospecto.
En resumen, es positiva la firma de cualquier lanzador que refuerce el trabajo de CC Sabathia y de AJ Burnett, pero también lo sería la búsqueda de dos sólidos jardineros, que no solo demuestren velocidad en los senderos sino también mucha efectividad en el bateo y en el béisbol pequeño, donde creo que los Yanquis flaquean desde hace mucho tiempo.
Realmente si en mi estuviera, hace rato le hubiera dado de baja al manager Joe Girardi, un hombre que no ha sabido ser pieza inspiradora de un equipo que lo tiene todo para triunfar, sobre todo millones de dólares, pero que solamente a los tablazos (léase batazos grandes) espera ganar los partidos.
La temporada de 2010 fue enriquecedora para el béisbol de las grandes ligas. Tanto los Gigantes de San Francisco, al final ganadores de la Serie Mundial, como los Rangers de Texas, mostraron que con un poquito de suspicacia y picardía también puede llegarse al triunfo.
Esto fue lo que realmente les permitió avanzar a la Serie Mundial y si bien el trabajo del cuerpo de serpentinas de los Gigantes, encabezados por Tim Lincecum, fue efectivo, los toques de bolas sorpresivos, así fuera por uno que no lo había hecho nunca como Aubrey Huff, fueron detalles significativos.
Es por ello que creemos que los Yanquis necesitan ir al mercado a buscar algo más que un buen lanzador zurdo, ya que no es ningún secreto que peloteros que han sido figuras en los últimos años, como es el caso de Derek Jeter, Jorge Posada, Andy Pettitte y Mariano Rivera, ya se están poniendo viejo y su rendimiento no es el mismo.
Definitivamente que el mercado de agentes libres es una opción para reforzar sobre todo los jardines, pero tampoco sería mala idea darse una vuelta por las fincas a ver que se encuentra, teniendo en cuenta que una franquicia como la de los Yanquis de Nueva York debe ser rica en prospecto.
En resumen, es positiva la firma de cualquier lanzador que refuerce el trabajo de CC Sabathia y de AJ Burnett, pero también lo sería la búsqueda de dos sólidos jardineros, que no solo demuestren velocidad en los senderos sino también mucha efectividad en el bateo y en el béisbol pequeño, donde creo que los Yanquis flaquean desde hace mucho tiempo.
lunes, 15 de noviembre de 2010
Ninguno hizo lo necesario para triunfar
Al final, ninguno de los dos contendientes hizo lo necesario para obtener la victoria, pero era necesario un ganador, el encuentro era por un título mundial, aunque interino, título al fin, la decisión fue para el aún aficionado, el cubano Guillermo Rigondeaux.
Todo Panamá pensó que Ricardo Córdoba haría otro tipo de pelea. Se centraría en lograr la victoria y haría lo necesario para obtenerla, pero no fue así. Le cedió la iniciativa a su rival, le permitió marcar el compás del aburrido vals y Rigondeaux alcanzó el título de los súper gallos, apenas en su séptimo encuentro.
Córdoba no tuvo el “hambre” necesario para buscar a su rival, para rifársela y demostrar que en todos los sentidos era mucho mejor que el púgil cubano. O quizás su esquina lo tuvo todo el tiempo mal informado y creyó estar haciendo lo adecuado para llevarse el triunfo.
Guillermo Rigondeaux es quizás el primer púgil en mucho tiempo en obtener un título mundial con menos de diez encuentros en las filas profesionales. Su meteórica y arreglada carrera ha podido darse al tener al lado suyo a uno de los más veteranos magnates del boxeo, el promotor Bob Arum, pero hasta allí porque no ha demostrado clase.
Aunque hay que reconocer que nada de ese poderoso apoyo tuvo que ver en la decisión del pleito, ya que el contendor panameño hizo muy poco y si bien Rigondeaux se montó en una bicicleta en la última parte de la pelea, no hubo efectividad por parte del istmeño.
Ahora, fue manifiesta la inclinación del árbitro estadounidense Jon Schorle sobre el boxeador caribeño, pero eso es muy común en Estados Unidos, sobre todo cuando el dueño de la cartelera es el mismo que dirige los destinos de algunos de los boxeadores que participa en la misma.
La verdad es que no hace falta llorar. Córdoba tiene que reevaluar su carrera y entender que si va a seguir, tiene que poner todo su esfuerzo en el cuadrilátero sino será utilizado como un escalón para los nuevos prospectos, como aconteció la noche del 13 de noviembre en EEUU.
Todo Panamá pensó que Ricardo Córdoba haría otro tipo de pelea. Se centraría en lograr la victoria y haría lo necesario para obtenerla, pero no fue así. Le cedió la iniciativa a su rival, le permitió marcar el compás del aburrido vals y Rigondeaux alcanzó el título de los súper gallos, apenas en su séptimo encuentro.
Córdoba no tuvo el “hambre” necesario para buscar a su rival, para rifársela y demostrar que en todos los sentidos era mucho mejor que el púgil cubano. O quizás su esquina lo tuvo todo el tiempo mal informado y creyó estar haciendo lo adecuado para llevarse el triunfo.
Guillermo Rigondeaux es quizás el primer púgil en mucho tiempo en obtener un título mundial con menos de diez encuentros en las filas profesionales. Su meteórica y arreglada carrera ha podido darse al tener al lado suyo a uno de los más veteranos magnates del boxeo, el promotor Bob Arum, pero hasta allí porque no ha demostrado clase.
Aunque hay que reconocer que nada de ese poderoso apoyo tuvo que ver en la decisión del pleito, ya que el contendor panameño hizo muy poco y si bien Rigondeaux se montó en una bicicleta en la última parte de la pelea, no hubo efectividad por parte del istmeño.
Ahora, fue manifiesta la inclinación del árbitro estadounidense Jon Schorle sobre el boxeador caribeño, pero eso es muy común en Estados Unidos, sobre todo cuando el dueño de la cartelera es el mismo que dirige los destinos de algunos de los boxeadores que participa en la misma.
La verdad es que no hace falta llorar. Córdoba tiene que reevaluar su carrera y entender que si va a seguir, tiene que poner todo su esfuerzo en el cuadrilátero sino será utilizado como un escalón para los nuevos prospectos, como aconteció la noche del 13 de noviembre en EEUU.
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