Realmente no creo que nadie, salvo los que lucran con los mega combates, esperaban el pleito entre Manny Pacquiao y Shane Mosley. Bueno, a decir verdad frente a la pobre oferta de grandes batallas en el mundo del boxeo, este pleito servía como distracción.
Pero todos sabían su desenlace y no porque Pacquiao fuera todo un fuera de serie. Es cierto, es buen boxeador, valiente, fuerte y uno de los mejores de la época y ya algunos lo tildan del mejor púgil asiático. Todos sabíamos o estábamos casi seguros del desenlace, su victoria inobjetable, porque es la figura del momento, y Mosley alguien que un día fue y que podía dar un espectáculo, aunque muy pobre.
Y es que todos esperan que Floyd Mayweather se calce los guantes y de una vez por todas se decida a pelear y, mientras esto sucede, a Pacquiao hay que mantenerlo activo y viva la llama de que hoy, es el mejor del mundo.
No hay duda de que es la pelea esperada. Como aconteciera en los años 80, cuando el mercado era fijado por hombres como Sugar Ray Leonard, Tommy Hearns, Marvin Hagler y Roberto Durán, entre otros, los pesos chicos dan las órdenes en el mercado, aunque hoy a diferencia de aquella época existan más organizaciones que dicen manejar este negocio y una cantidad de campeones mundiales que no hace falta conocerlo, porque es muy posible que el día de mañana ya sea un ex campeón del mundo.
Es por ello que hay que mantener en alza al diputado filipino, recrear a quien no conozca que ha obtenido ocho títulos, invariablemente en diferentes categorías y divisiones. Esto hoy para el exigente mercado, léase cadenas de TV por Cable, no importa, siempre y cuando haya un púgil con el carisma y el empuje necesario para vender a un público ávido de buen boxeo y otro, también preocupado, por hacer negocio.
Por ello se celebró el encuentro Pacquiao-Mosley, a pesar del modesto récord que mostraba el estadounidense en los dos últimos años. Esto fue echado a un lado y comenzó el marketing a funcionar porque al final, los Cottos, los Margaritos, los Mayorgas y otros tantos boxeadores de baja alcurnia no estaban disponibles.
Fue así del porqué se celebró la pelea. ¿Sobre el resultado y cómo se desarrolló? Esto no importa, porque al final ganó quien estaba previsto que lo hiciera y en este negocio eso es lo que importa.