miércoles, 5 de mayo de 2010

Una penosa decisión, para decir lo menos


Bocas del Toro y Panamá Metro disputarán la final del campeonato nacional de béisbol mayor, luego de la clasificación de los primeros de una manera totalmente inusual en su partido la noche de este martes frente a la selección de Chiriquí.

Bocas y Chiriquí decidían en un séptimo encuentro quién acompañaría a los metropolitanos en la última fase del torneo, después de eliminar al equipo de Herrera en su serie particular.

Todo se desarrollaba de forma normal hasta que en el octavo episodio se registró una jugada en la segunda base, que terminó con la entrada y con la posibilidad de que el equipo chiricano pudiera anotar la carrera que empataba el encuentro, 3-3.

Debido a una supuesta obstrucción ofensiva en la segunda almohadilla con hombres en la primera y tercera base por parte de Chiriquí, el árbitro decretó una doble matanza y, por esa entrada, se esfumó la posibilidad de que el partido se empatara.

La decisión trajo un airado reclamo por parte de la novena chiricana y la lamentable decisión de no salir al terreno a cumplir con el noveno y último episodio, por lo que sin luchar los chiricanos le regalaron a los tortugueros el pase a la final.

Es posible que el árbitro se haya equivocado en su criterio y sólo debió sacar out al corredor en la segunda almohadilla, lo que hubiera posibilitado la carrera que igualaba las acciones entre ambas novenas.

También es posible que no se haya equivocado, pero debió pensar que el encuentro se encontraba en un octavo episodio y con los fanáticos de ambos grupos muy calientes, por lo que debió solamente cantar la jugada en la segunda base.

También existe la posibilidad de que el árbitro no se haya equivocado en ningún momento y actuó apegado al reglamento, por lo que le asiste la razón a pesar de todos los reclamos “indecentes”, “irrespetuosos” e “inadecuados” que le hicieron miembros del equipo chiricano.

Pero dejando la especulación a un lado y sin tomar en cuenta la acción del árbitro, lo único reprochable a mi parecer fue la penosa actitud de la tropa chiricana de dejar el terreno de juego, sin pensar en todo el esfuerzo que se hizo para llegar a esas instancias.

Una actitud que no solamente irrespetó a los patrocinadores de la que en otrora fue una novena gallarda sino también a los miles de fanáticos, quienes noche tras noche llenaron los estadios para respaldarlos con gritos, cantos y murgas.

El técnico Alberto Macré, sus asistentes y el equipo, en términos generales, echó por la borda todos los esfuerzos y sacrificios que se hicieron para contar nuevamente con una novena competitiva, que llenara las expectativas de una exigente fanaticada.

La actitud arrogante, fastidiosa y orgullosa de una veintena de personas vestidas con el uniforme rojiverde de la tropa chiricana, les hizo perder, tal vez, la oportunidad de estar en una final y ganar el campeonato por primera vez desde el 2004.

Se han alzado voces pidiendo sanciones tras los hechos ocurridos la noche de este martes y en eso estamos de acuerdo, pero solo para quienes impidieron que la posibilidad de una clasificación se decidiera en el terreno de juego.

martes, 4 de mayo de 2010

La historia se repite una vez más

Los equipos del Chiriquí FC y Árabe Unido se encuentran en la misma encrucijada del pasado torneo Apertura del fútbol panameño, cuando después de alcanzar la fase semifinal tras una intensa rueda regular, se vieron superados en el partido de ida de la última etapa del campeonato por sus respectivos rivales con igual marcador, 3 goles por 0.

En esa ocasión, Chiriquí frente al Tauro FC y el Árabe ante sus rivales de hoy, los pechiamarillos del Chorrillo FC. Lamentable a los chiricanos, convertidos en unos de los equipos chispeantes de la competencia en las últimas campañas, les pesó un mundo las tres unidades en contra y apenas pudieron sacar un empate a cuatro tantos, que no les bastó para estar en la final.

La historia de la curtida escuadra colonense fue totalmente distinta y dejó al Chorrillo una vez más con las esperanzas de protagonizar una final en el balompié istmeño.

Ahora, chiricanos y colonenses se vieron superados por la mínima diferencia por chorreranos y chorrilleros, por lo que estos últimos esperan los 90 minutos finales para celebrar a lo grande.

Pero dice un dicho que un partido no se parece a otro, no importa el deporte que sea, por lo que las circunstancias que se dieron la pasada temporada podrían ser otras y una nueva página en el fútbol panameño podría estarse escribiendo.

Es decir, que la cancha del estadio San Cristóbal de David podría convertirse en toda una fortaleza una vez más, y los muchachos de Mario “Cholito” Méndez alcanzar, por fin la victoria, ante el “poderoso” San Francisco.

Las estadísticas favorecen a los chiricanos. El Atlético Chiriquí sumó ocho triunfos en el San Cristóbal esta campaña, lo que es un significativo detalle para un equipo que ha tratado de hacerlo todo bien para llegar a la final.

No obstante, las historias las escriben los grandes y si los chiricanos quieren ser vistos como protagonistas deben pasarle por encima a un onceno con historia y con títulos, argumentos suficientes para pensar que tendrán que bregar mucho si al final desean ser los victoriosos.
El caso del otro encuentro no es diferente. Un equipo con historia y título, Árabe Unido, se enfrentará a uno que, al igual que los chiricanos, busca de una vez por todas tener su nombre en las marquesinas.

El triunfo, aunque por la mínima diferencia, es triunfo al fin, los que les permitirá a los pupilos del colombiano Félix Valverde Quiñones presentarse al partido sin complejos, aunque éste se celebre en el estadio Armando Dely Valdés de Arco Iris, en la costa atlántica, y frente a uno de los hinchas más difíciles del fútbol panameño.

El Chorrillo presenta un equipo diferente, con mentalidad diferente y con un técnico diferente al que se presentó en las semifinales del torneo Apertura, pero todos sabemos que esto no será suficiente ante un equipo que acaba de mostrar mucho talento en la Liga de Campeones de la CONCACAF.

Hay mucha expectativa por conocer quiénes serán los protagonistas de la fase final; saber si el Chiriquí FC podrá superar esta fase o si el Chorrillo FC está listo para ser protagonista, teniendo siempre en cuenta que lo tendrán que hacer ante sempiternos ganadores en el fútbol panameño.

domingo, 2 de mayo de 2010

Un resultado nada inesperado

Muy pocos dudaban del triunfo de Floyd Mayweather Jr. sobre Shane “Sugar” Mosley la noche del 1 de mayo en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas, ya que se enfrentaba el más calibrado púgil del momento ante uno que hace mucho tiempo vio pasar su mejor época en este difícil negocio.

El pleito dejó claro un detalle para el mundo pugilístico, y es que cada vez más tanto promotores como organizaciones boxística cuentan con menos boxeadores que puedan, captar la atención del fanático y luego llenar las expectativas para cumplir con una cartelera “decente”.

Los nombres de Bernard Hopkins, Roy Jones Jr., Oscar de la Hoya han quedado atrás, a pesar de que los dos primeros siguen exprimiendo sus bien ganados prestigios y se mantienen en el mundo de los encordados.

El mercado literalmente se ha quedado casi vacío, como ocurre cada cierto tiempo en este mercado pugilístico, aunque en este siglo XXI amenaza con tomar mucho más tiempo para que aparezca el gran salvador del espectáculo.

La firma del compromiso entre Mayweather y Mosley fue una jugada desesperada ante la caída del pleito entre el primero y el filipino Manny Pacquiao, y para demostrar una vez más hasta qué grado ya no son tan importantes ni influyentes los títulos que avalan las diferentes organizaciones boxísticas, no hubo ningún campeonato de por medio.

La fabulosa maquinaria que se mueve tras cada pleito con carácter de “megapelea”, aunque realmente su categoría esté muy por debajo de ese calificativo, es tan abrumadora que hacen permisibles encuentros que en el pasado hubiera sido imposible pautarlos, ya sea por la dudosa reputación pugilística de uno de los combatientes o porque no estaban en juego ningún cinturón mundial.

Pero el mundo ha cambiado y por consiguiente el que rodea al pugilístico también lo ha hecho y es por ello que bajo la promoción de un espectáculo que promete ser de ensueño, en cuyas sombras ya es costumbre observar a los ya envejecidos Bob Arum y Don King o la siempre renovada cadena HBO, lo único que a veces es digno de verse es la cantidad de luminarias del espectáculo o del deporte que son invitados de forma ex profesa por los organizadores para que llenen ese vacío que pudieran sentir los cientos de aficionados en el coliseo al no cumplirse las expectativas que le fueron prometidas.

Mayweather demostró una vez más que es el mejor en la actualidad y que en el sombrero del mago, quedan poquísimos nombres con los que podría organizarse una cartelera con características multimillonarias.

Es por ello que, si la intención de Mayweather es mantenerse en el negocio y generar millonarios ingresos, el único camino que tiene es el que lo lleva a un enfrentamiento con Manny Pacquiao.