Hace muy poco observé un vídeo sobre la vida del ex campeón mundial de boxeo, el estadounidense Mike Tyson, en la que resumía todo lo que había sido su paso por el mundo de las narices chatas y las orejas de coliflor.
Era un documental bastante revelador, sobre todo por el hecho de que afirmó que sus últimos encuentros los había hecho para pagar cuentas, porque del hombre millonario que una vez llegó a amasar 200 millones de dólares no quedaba nada.
Y ahora, cuando todos se habían olvidado de él, llega una información de Belgrado en la que se anuncia que volverá a los ruedos en diciembre próximo ante el boxeador local Nenad Stankovic.
No hay la mejor duda de que esta vuelta al ring a los 43 años no tiene otro objetivo de lograr algunas ganancias. Esta situación entre los ex campeones mundiales no es de extrañar, ya que la historia nos reseña y nos entrega una serie de nombres, entre los que podríamos mencionar en un pasado bastante lejano al cubano Kid Chocolate y al panameño Panamá Al Brown, y en épocas más recientes a Larry Holmes y a Evander Holyfield.
Todos y cada uno de ellos llegaron a contar con una “fortuna” en sus cuentas bancarias, pero una razón u otra las mismas fueron menguando y al final, precisamente al final de sus carreras, no les quedaba nada, ni siquiera para pagar el taxi.
A esta situación también unimos la interrogante del título de este artículo. ¿Volverá Iron Mike con un halo de su gloria pasada o será solo una sombra? O en síntesis, ¿vuelve el Iron?
No tengo la menor duda de que al ring subirá una caricatura cuasi animada de quien aterrorizara los tinglados del mundo entre los años 80 y 90, y no solo por el hecho de tener una muy avanzada edad para estar en los cuadriláteros sino porque ya los hilos invisibles que mantenían una relación entre Tyson y el boxeo desaparecieron hace ya mucho tiempo.
Y no hablamos de la relación que podría existir entre un ex púgil y este negocio cuando se retira, por ejemplo como entrenador, como manejador o como empresario, sino sencillamente como gladiador. En este caso específicamente, realmente no hay ningún tipo de relación.
Ahora bien, como ocurrió en el pasado y como ocurrirá siempre, porque este es un negocio brutal, casi inhumano e insensible, Tyson fue contratado para actuar en Belgrado por lo que una vez significó, por las grandes titulares que ocupó en una época en los principales diarios del mundo y por las centenares de marquesinas que anunciaron su nombre con bombos y platillos.
Hay que reconocerlo, puede ser insensible pero es un mercado al que se abocan una gran cantidad de púgiles retirados y casi retirados porque les reditúa una cantidad de dinero importante y, como es el caso de Mike Tyson, significará unos cuantos miles de dólares.
Era un documental bastante revelador, sobre todo por el hecho de que afirmó que sus últimos encuentros los había hecho para pagar cuentas, porque del hombre millonario que una vez llegó a amasar 200 millones de dólares no quedaba nada.
Y ahora, cuando todos se habían olvidado de él, llega una información de Belgrado en la que se anuncia que volverá a los ruedos en diciembre próximo ante el boxeador local Nenad Stankovic.
No hay la mejor duda de que esta vuelta al ring a los 43 años no tiene otro objetivo de lograr algunas ganancias. Esta situación entre los ex campeones mundiales no es de extrañar, ya que la historia nos reseña y nos entrega una serie de nombres, entre los que podríamos mencionar en un pasado bastante lejano al cubano Kid Chocolate y al panameño Panamá Al Brown, y en épocas más recientes a Larry Holmes y a Evander Holyfield.
Todos y cada uno de ellos llegaron a contar con una “fortuna” en sus cuentas bancarias, pero una razón u otra las mismas fueron menguando y al final, precisamente al final de sus carreras, no les quedaba nada, ni siquiera para pagar el taxi.
A esta situación también unimos la interrogante del título de este artículo. ¿Volverá Iron Mike con un halo de su gloria pasada o será solo una sombra? O en síntesis, ¿vuelve el Iron?
No tengo la menor duda de que al ring subirá una caricatura cuasi animada de quien aterrorizara los tinglados del mundo entre los años 80 y 90, y no solo por el hecho de tener una muy avanzada edad para estar en los cuadriláteros sino porque ya los hilos invisibles que mantenían una relación entre Tyson y el boxeo desaparecieron hace ya mucho tiempo.
Y no hablamos de la relación que podría existir entre un ex púgil y este negocio cuando se retira, por ejemplo como entrenador, como manejador o como empresario, sino sencillamente como gladiador. En este caso específicamente, realmente no hay ningún tipo de relación.
Ahora bien, como ocurrió en el pasado y como ocurrirá siempre, porque este es un negocio brutal, casi inhumano e insensible, Tyson fue contratado para actuar en Belgrado por lo que una vez significó, por las grandes titulares que ocupó en una época en los principales diarios del mundo y por las centenares de marquesinas que anunciaron su nombre con bombos y platillos.
Hay que reconocerlo, puede ser insensible pero es un mercado al que se abocan una gran cantidad de púgiles retirados y casi retirados porque les reditúa una cantidad de dinero importante y, como es el caso de Mike Tyson, significará unos cuantos miles de dólares.
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